martes, 16 de noviembre de 2010

neoliberalismo


Neoliberalismo

El término neoliberalismo (también ultraliberalismo), proviene de la abreviación de neoclassical liberalism (liberalismo neoclásico), es un neologismo que hace referencia a una política económica con énfasis tecnocrático y macroeconómico que pretende reducir al máximo la intervención estatal en materia económica y social, defendiendo el libre mercado capitalista como mejor garante del equilibrio institucional y el crecimiento económico de un país, salvo ante la presencia de los denominados fallos del mercado.1
Suele considerarse, erróneamente, como una reaparición del liberalismo decimonónico. Sin embargo, al contrario de éste, no rechaza totalmente el intervencionismo estatal y además guarda una ambigüedad ideológica, respondiendo más a su base teórica-técnica neoclásica.2 Siendo una propuesta macroeconómica tiende a ser neutral con respecto a las libertades civiles.
Se usa con el fin de agrupar un conjunto de ideologías y teorías económicas que promueven el fortalecimiento de la economía nacional (macroeconomía) y su entrada en el proceso globalizador a través de incentivos empresariales que, según sus críticos, es susceptible de conducirse en beneficio de intereses políticos más que a la economía de mercado propiamente dicha.3 4
Muchos economistas cuestionan el término neoliberalismo porque no corresponde a ninguna escuela bien definida, ni siquiera a un modo especial de describir o interpretar las actividades económicas (aunque probablemente sí de explicarlas). Se trata de un término más bien político o ideológico, frecuentemente usado por los medios de comunicación y por algunos intelectuales (véase: pensamiento único).

“Cuando uno no vive como piensa, acaba pensando como vive”. Gabriel Marcel


“Cuando uno no vive como piensa, acaba pensando como vive”. Gabriel Marcel
El pensamiento de Gabriel Marcel presenta al ser humano en el mundo, en su propia realidad concreta, en su circunstancia, en su existencia, y no como una abstracción.
Su filosofía existencial y personalista reclama, pues, esa “lógica de la libertad” que nos lleva a la aceptación del ser que somos. Pero también al compromiso con los demás. En primer lugar, en la proyección amorosa, que es un modo de hacer escapar de la muerte a la persona amada: “Amar a alguien es decirle: tú no morirás jamás”. Porque, además, la vida auténtica -que es lucha contra la nada- es siempre vida compartida: “No hay más que un sufrimiento: estar solo”.
La frase de hoy reclama la concordancia y la coherencia entre pensamiento y actuación, entre ideología y praxis. Para Marcel es un hecho ineludible: si no vivimos en sintonía con nuestra manera de pensar, acabaremos pensando de un modo que corresponda a nuestra manera de vivir. Por tanto, es la vida concreta, el mundo de la vida, el que suele forzar nuestro pensamiento, cuando no somos capaces de que nuestras opciones modelen nuestra existencia.